jueves, 13 de julio de 2017

Arcos romanos, símbolos de belleza antigua: Museo Nacional de Arte Romano Por Elías Cababie Daniel

Uno de los elementos más importantes que nos heredaron los romanos, en lo que arquitectura se refiere, son los arcos, definitivamente. Ellos los utilizaban comúnmente para reconocer los logros y las hazañas que conseguían. Los más icónicos son los de Constantino, Septimio Severo y Tito; pero años más tarde los ingenieros Segovia y Nîmes los empezaron a utilizar en la arquitectura funcional de la ciudad para sostener los acueductos.
ELÍAS CABABIE DANIEL. FOTO DE ARCOS ROMANOS
Hoy por hoy podemos ver esta hermosa figura como un elemento protagonista -y no sólo como un soporte para una construcción determinada- en el Museo Nacional de Arte Romano en donde el arquitecto encargado, Rafael Moreno, le brindó un aura mucho más moderna, contemporánea.

No nos confundamos, el museo está en España, pero una civilización como la que fue en un momento dado en la historia de la humanidad seguramente va a tener una serie de homenajes por todos lados y en la península ibérica tenía que haber una extensión de Roma.
ELÍAS CABABIE DANIEL. FOTO DE ARCOS ROMANOS

Este museo tiene una conexión con un antiguo teatro, de 1838, por lo que no podía despegar se lo que ya estaba establecido: el Teatro Mérida. El resultado es un enorme salón con arcos altos construidos con sencillos ladrillos sin ningún tipo de tratamiento para aligerar el aspecto. Esa es una de las grandes bondades de la estructura puesto que las piezas son tan pequeñas que la curva en la parte superior de los arcos es sumamente suave.

A simple vista, no se ve otro material involucrado en la construcción de este museo, todo es en su mayoría ladrillos, pero cada uno tiene un tono, o que da una apariencia más desenfadada y, aunque dentro de un mismo tono, las variaciones son tangibles.
ELÍAS CABABIE DANIEL. FOTO DE ARCOS ROMANOS

Encontramos tres pisos, incluyendo uno subterráneo, y uno superior, en el que se puede caminar por debajo de arcos de menor tamaño. También hay partes por las que ha pasado el tiempo no en vano y dentro de su deterioro cabe la belleza; ese toque que solo pueden aportar las condiciones del clima.



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