El mundo de la arquitectura es tan complejo y exacto, que de no calcular bien las dinámicas de los componentes dentro de las construcciones, podría salir un experimento que de mala elaboración se podría aprovechar mucho la enseñanza en cuanto lo que “no se debe hacer”.
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Este es el caso del edificio Walkie Talkie del uruguayo Rafael Viñoly, edificio de 37 plantas ubicado en Fenchurch Street, distrito financiero de la capital, el cual tiene una forma peculiar —se ensancha a medida que aumenta la altura— lo que le ha valido el apodo de Walkie Talkie. El mismo arquitecto encargado de su elaboración ha admitido públicamente que el mismo edificio cuenta con una serie de errores que cuanto antes deben ser corregidos para seguir evitando percances. Y es que debido a su forma cóncava canaliza la luz del sol transformándola en un poderoso rayo reconcentrado sobre Eastcheap, con la energía tal capaz de chamuscar alfombras, levantar la pintura e incluso fundir piezas de las carrocerías de los automóviles, razón por la que le han rebautizado como Walkie Scorchie, que en términos hispanos sería algo así de equivalente a Walkie Abrasador.
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Este es uno de los tantos experimentos arquitectónicos fallidos de los cuales debemos tomar nota para futuras ideas creativas en puerta. Mientras tanto, esperemos ver los resultados y el ingenio de los expertos para solucionar adecuadamente los percances del Walkie Talkie Abrasador.
Elías Cababie Daniel



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